lunes, 29 de marzo de 2021

Grupo América Joven y Cesar Isella en la obra de Willy Bascuñán: Porque somos hermanos. 831332. Philips. 1969-1970. Chile

 





Esta semana iré con un par de registros que encontré en el blog Voces de la Patria Grande. En 1er lugar este disco de 1969-1970. En su libro autobiográfico Willy Bascuñán, nos dice los sgte:

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Una noche, estando con los muchachos en Radio Minería, me avisan que un cantante argentino preguntaba por mí. Salí del escenario y divisé a un señor que lucía un par de mostachos, los que no lograban ocultar su alegre y simpática sonrisa. Era César Isella, ex fronterizo y ahora solista, quien me fundía en un gran abrazo. Me traía de regalo un single de “El solitario” cantado por él, versión que, según me dijo, competía en las radios con la interpretada por Hernán Figueroa Reyes, otro grande de la canción transandina, quien fallecería, al igual que Nano, más tarde en un accidente automovilístico. 

César traía a un guitarrista cordobés, Lalo Homer, quien nos deslumbró a todos con su maestría. Recuerdo verlos llegar a mediados de noviembre a mi casa de Manuela Cañas con una torta y sus guitarras, para celebrar mi cumpleaños. Nos hicimos muy amigos. En verdad, era refrescante conocer a alguien que era, además de un gran compositor, todo un personaje. Grabamos con él y la guitarra de Lalo Homer nuestro “Voy pa’ Mendoza”, en un LP que César publicaría en Argentina y cuyo título sería América Joven, Volumen I, disco en el que incluiría a diferentes conjuntos de América con canciones tradicionales de sus países. 

Esta amistad es y ha sido por muchos años de gran y respetuoso cariño, a pesar de las diferencias de nuestros pensamientos. Más tarde grabaríamos juntos una obra integral que, desgraciadamente, no tuvo mayor éxito, sobre la que contaré más adelante.

Bueno, el caso es que en uno de los viajes de César Isella a Chile, le comenté la idea de grabar juntos una obra que reflejase la gesta de San Martín y O’Higgins. Lo conversamos y generamos una estrategia. Yo conocía su tesitura, por lo que no tendría problema para crear los temas. Comenzaba así una tarea que no sería fácil. Yo pensaba ahora en un grupo de fusión folclórica... Creo que fuimos los primeros. Así que formé un grupo junto a algunos de mis amigos de Fórmula Uno: Pedro Costa, Sergio Polansky y Patricio Carvallo, a quienes les gustó la idea. Sumamos, esta vez, a dos chicas: Claudia Ristori, soprano, y Bernardita Bambach, contralto. También incorporamos a un muchacho de buena facha que decía ser salteño, César Ribba, una suerte de barítono, algo desafinado, pero que le hacía a la guitarra y algo al charango.

 De alguna manera influenciados por César Isella y su América Joven, nosotros cándidamente abogábamos por una idílica integración de los pueblos americanos. Le solicité su autorización para ponerle ese nombre al grupo, a lo que accedió con entusiasmo. El grupo tendría una parte vocal con una soprano, una contralto, un tenor, un segundo tenor y un barítono, además de un charango si se necesitaba. Y todo esto, apoyado a su vez por batería, órgano electrónico, más guitarras. A medida que yo les iba dando forma a los temas, comenzamos a ensayar todo el grupo. ¿Dónde? En el departamento de Bernardita, que era la menor de muchos hermanos bastante mayores que ella, y cuyos padres la regaloneaban y consentían, pero, sobre todo, su papá. Allí, con órgano, batería, guitarras y voces, ensayábamos chochos de la vida. Recuerdo una frase musical perteneciente a uno de los temas, donde el arreglo era una fuga en la que interveníamos todos:

 ...Porque somos hermanos de un mismo fin y destino... 

Y la repetíamos y repetíamos hasta el cansancio. Esto, normalmente, lo interrumpía el papá de Bernardita, que a eso de las 19:30 horas llegaba de vuelta del trabajo a descansar a su casa, donde encontraba a todos estos locos, compañeros ahora de su hijita.

–Buenas tardes, don Bernardo...

Saludábamos respetuosamente, cortando el ensayo. El pobre ni miraba, sino que contestaba con una seña. Y cada vez, yo juraría que pasaba más agachado... ¡No sé cómo no lo matamos! 

Al final, logramos ensamblar todo con Isella y Lalo Homer, quien haría la primera guitarra. El cordobés tocaba como los dioses. Después de varias sesiones, yo diría que como en junio del 70, terminamos con el LP. 

Fue entonces cuando sufrimos la primera baja del grupo. Después de terminada la grabación, nuestra buena soprano Claudita Ristori, por motivos de estudio y no sé qué más, nos dejaba. Quedábamos con un disco grabado, pero sin una de las solistas.

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Después de este suceso Willy Bascuñán junto a América Joven se presentaron en un show ante la presencia de Joan Manuel Serrat, cuyo manager los llevó a España, historia que conté en un post anterior que pueden revisar acá.

Uno de los temas de esta obra fue presentado por Willy Bascuñán al Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, estas son sus palabras al respecto:

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El festival se llevó a cabo en el Estadio Chile, recinto que nos había cobijado en nuestras incursiones futbolísticas con motivo del campeonato de Revista Ritmo. Íbamos a interpretar “El vals de victoria”, uno de los temas que habíamos grabado para la obra que hicimos junto a Isella, tema que narraba el triunfo obtenido en la decisiva batalla de Maipú por las fuerzas chilenas y argentinas. La canción comenzaba como un vals en 6/8, para rematar al final en un desaforado malambo. 

Nos llaman al escenario, y no más subir, recibimos pifias. Por supuesto, esto nos descolocó, pues al grupo no lo ubicaban, salvo a mí, que era un personaje conocido y su director. Cantamos sin pena ni gloria, sin poder dimensionar en ese momento lo que pasaba; porque está bien que te pifien si lo que haces no gusta, pero, ¿de entrada? .

El clima entre los propios autores y los intérpretes ya no era lo que habíamos conocido años atrás. Se respiraba algo raro en el ambiente. La foto aquella en que salimos todos los autores participantes es histórica, ha de ser la última que agrupó a toda esta gente. 

Mientras nosotros cantábamos ilusamente a las glorias pasadas en una suerte de americanismo utópico, el resto, con los pies en la tierra, agrupaba a su gente para lo que vendría. Incluso, nuestro querido Isella en los años de la Unidad Popular alineó fuerzas en Chile con la gente de izquierda, sencillamente porque él pertenecía a dicha tendencia. 

¡Qué perdidos andábamos!

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Los dejo con este disco, una interesante propuesta musical que vengo a descubrir después de tantos años.

Listado de temas:

Lado A:
1. Introducción
2. El encuentro
3. Pensamiento de San Martín y O'Higgins
4. Volverán
5. Cruce de la cordillera

Lado B:
1. Antes de Chacabuco
2. Vals de la victoria
3. Canción de amor
4. Zarpe de la escuadra
5. Porque somos hermanos.



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