Esta publicación, al igual que la de inicios de esta semana, va gracias a Ricardo Tapia.
La década de 1990 nos demostró que el pasado quería ocultarse desde la oficialidad, y desde los movimientos culturales nacieron los pies forzados necesarios para desprenderse desde esa institucionalidad y volver los ojos a nuestro pasado, a como ese fantasma permeaba la realidad que se vendía tanto de jaguares y de éxito mundial.
Dentro de esos movimientos artísticos nacieron proyectos de vanguardia, desprejuiciados, que mezclaban rock, nueva canción, experimentación sonora, jazz fusión, todo para hacernos incomoda la cómoda vivencia sin mirar la historia que permanecía presente; y el acercarse a los 30 años del golpe de estado de 1973 fue la instancia necesaria para volver hacia el público esa nueva mirada.
El Grupo Cangrejo plasmó en esta obra, pensada originalmente con puesta en escena de un grupo de baile contemporáneo, toda esa incomodidad, ese descontento, esa vanguardia necesaria, tan vanguardia que aún parece adelantado a 20 años de su publicación.
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