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Este cassette recuerdo que lo escuché una vez, allá en 1995 sería, me lo prestó una compañera del taller de banda de sonido de Balmaceda 1215, Flora, de Rancagua. Solo esa vez lo escuché hasta ahora, que gracias a Aarón Troncoso vuelve a caer en mis oídos; y lo que escucho ahora es mucho mejor a lo que recuerdo haber escuchado hace 30 años atrás. ¿Cómo puede cambiar la precepción de algo?, ¿cómo la vida te va alimentando de papilas auditivas, de análisis neuronal, de placer corporal y espiritual para poder citar los sonidos de forma totalmente distinta a como fue hace tiempo?
Hace 30 años pensaba que sabía, y realmente no sabía nada.
No había escuchado nada comparado con todo lo que he escuchado hasta ahora, y lo de ahora será nada ante lo cual poblará mis oídos hasta la hora de mi muerte, amén; si es que mi muerte demora, y llega con la plenitud de conciencia hasta el final.
Tal vez lo único que podría mejorar del disco es la batería. Le falta kilometraje a ese baterista, hay varios golpes desacoplados a todo; pero es un pequeño detalle.
El disco es mas que la canción “top”, es una serie de atmosferas, el sol aparece constantemente en el disco, así como el crepúsculo aparecía a cada trato en los primeros libros de Neruda, guardando las distancias
Hay sonoridades que remiten a la sicodelia de la década de los 60’s tanto de la música norteamericana como del rock nacional que teníamos por esa época.
Quilapayún cumple hoy 60 años de existencia, y alcanzó su máxima madurez creativa y propositiva entre los 20 y 25 años de vida. Posteriormente, su aporte a la música popular chilena se ha ido reduciendo drásticamente con el paso de los años.
La importancia del conjunto se basa principalmente en su trabajo entre 1965 y 1970, etapa en la que produjeron discos fundamentales para la historia de la música popular chilena. A ello se suma la creación de himnos de lucha durante el período de la Unidad Popular, que se difundieron ampliamente en todo el mundo. También destacan sus esfuerzos por desarrollar una obra propia durante el exilio —aunque con escasa repercusión— y la exploración de una vanguardia artística y musical en los años ochenta, cuyo impulso, siendo generosos, se mantuvo hasta fines de los noventa. Desde entonces, el grupo entró en un período de declive.
O, mejor dicho, tras el quiebre y la separación en dos formaciones —una en Francia y otra en Chile—, surgieron nuevas propuestas que no lograron aportar de manera significativa al desarrollo de la música popular chilena, en contraste con el impacto que había tenido el grupo en décadas anteriores.
El tránsito hacia una nueva estética
En 1984, Quilapayún continuaba en una senda de búsqueda artística. Ya en 1982 habían editado La revolución y las estrellas, un disco que proponía una mirada donde el arte y la poesía prevalecían sobre la contingencia política. Faltaba, sin embargo, consolidar ese cambio discursivo con una renovación musical más profunda. Es en este contexto donde surge el disco Tralalí Tralalá, que encarna esa nueva dimensión estética y sonora que el grupo buscaba reflejar tanto en sus discos como en sus presentaciones en vivo.
Durante los primeros años de los ochenta, la situación del conjunto en el exilio no era la más favorable. Aunque Quilapayún era un grupo reconocido en Francia, no había alcanzado el nivel de éxito masivo que sí logró Inti-Illimani en Italia. Con el paso del tiempo y el descenso del fervor internacional por la causa del retorno a la democracia en Chile, el grupo se vio obligado a replantear su discurso para mantener vigencia en un entorno cultural con intereses más globales y menos coyunturales.
Este giro comenzó con Umbral (1979), y se consolidó con la ruptura del conjunto con el Partido Comunista en 1980. Esta decisión les dio mayor libertad creativa, pero también implicó perder el respaldo organizacional que el partido ofrecía para la difusión de su música. En 1982, Quilapayún editó por primera vez un disco bajo el sello Pathé Marconi, dejando atrás el alero de DICAP en el exilio. En 1983 lanzaron una antología dedicada a Pablo Neruda y regresaron a Latinoamérica para ofrecer una serie de recitales, especialmente en México y Argentina, este último publicado más tarde en dos LPs.
El proyecto Tralalí Tralalá y su estreno en el Olimpia
Quilapayún quiso que esta nueva etapa artística se reflejara también en una propuesta escénica innovadora. Para el estreno de Tralalí Tralalá en Francia, el grupo realizó una serie de conciertos en el mítico teatro Olimpia, bajo la dirección escénica de Daniel Mesguich. Este trabajo potenció las capacidades escénicas individuales de los integrantes, dando lugar a una performance coherente, continua y profunda en su planteamiento.
Como alguna vez expresó Eduardo Carrasco, director del grupo por ese entonces, se buscaba retomar y profundizar el trabajo escénico desarrollado junto a Víctor Jara, quien había influido decisivamente en los primeros años del conjunto gracias a su experiencia en dirección teatral. En palabras del propio Carrasco: “El Quilapayún es un conjunto de teatros”; es en ese tipo de escenarios donde puede desplegar todo su potencial artístico.
Con un discurso renovado, una propuesta musical arriesgada y una puesta en escena de vanguardia, Tralalí Tralalá marcó el inicio de una etapa distinta para Quilapayún. Los conciertos en el Olimpia de París comenzaron el 12 de junio de 1984, y hoy comparto un fragmento de ese momento.
Este disco representa también una búsqueda de nuevas sonoridades y una ruptura con la línea estética del trabajo anterior. No todos los públicos, sin embargo, comprendieron este viraje. Por ejemplo, el público argentino que recibió con entusiasmo al grupo en 1983, se mostró desconcertado cuando un año después Quilapayún presentó una cantata sobre Galileo de diez minutos, acompañada de puestas en escena teatrales y sketches que no tenían relación directa con su presentación anterior. Tal vez la propuesta resultó demasiado revolucionaria para el público latinoamericano, pues había sido concebida en función del medio europeo.
La polémica con el sindicato francés
Esta serie de conciertos no estuvo exenta de conflictos. En la misma semana del estreno de Tralalí Tralalá, el Sindicato Francés de Artistas e Intérpretes (SFA-CGT) convocó a una huelga general del sector artístico, el 13 de junio de 1984. A pesar del llamado, Quilapayún decidió presentarse igualmente en el Olimpia, lo que generó duras críticas de parte del sindicato, que emitió una carta abierta en su contra. A continuación, la nota publicada por la agencia AFP:
PARÍS, 22 de junio (AFP) – El Sindicato Francés de Artistas-Intérpretes (SFA-CGT) criticó hoy en una carta abierta al grupo musical chileno Quilapayún, actualmente en gira por París, por haberse negado a participar en una huelga general celebrada el 13 de junio por el sector artístico en Francia.
Aunque reconoce que los chilenos tenían pleno derecho legal a no sumarse al movimiento, la SFA declara: “Lo que nos resulta imposible aceptar, la impostura que debemos denunciar, es que ustedes sigan haciéndose pasar por militantes”.
El sindicato recuerda que los integrantes de Quilapayún, exiliados en Francia, trabajan en el país desde hace diez años gracias a permisos gestionados por la SFA, lo que les ha permitido gozar de todos los derechos sociales que justamente se buscaba defender con la huelga.
Finalmente, la SFA les exige: “Dejen de enarbolar su estatuto de refugiados políticos para pedir la ayuda de comités de empresas, sindicatos, partidos y asociaciones de izquierda... Tengan un poco de pudor”.
Este registro previamente había sido compartido por mi
hermano en youtube pero en aquella oportunidad no conocíamos el orden original,
y en ese archivo no venía el Oficio de Tinieblas, que viene al final de este
audio.
A escuchar
1. Dos Sonetos (Pablo Neruda- Eduardo Carrasco)
2. Sencillo (Eduardo Carrasco)
3. Luz Negra (Eduardo Carrasco)
4. Caminante sigue (Eduardo Carrasco - Guillermo García)
5. Canción del llamado (Eduardo Carrasco - Hugo Lagos)
6. Trompe (Hugo Lagos)
7. La Muralla (Nicolás Guillén - Quilapayún)
8. Rondó de Bach (J. S. Bach. Arreglo: Eduardo Carrasco)
Este boxset comencé a revisarlo en 2018. Alcancé a publicar el primer CD, pero no continué, ya que me di cuenta de que se había hecho una reedición que volvió a estar disponible en tiendas. Pasaron los años, las unidades a la venta desaparecieron, y ahora, por fin, retomo la tarea de publicarlo completo.
Según diversos textos, la visita de Dámaso Pérez Prado a Chile durante la década de 1940 y principios de 1950 tuvo una fuerte influencia en el medio musical chileno. El músico cubano llegó solo al país, sin acompañamiento, y realizó presentaciones junto a músicos chilenos que rápidamente se ensamblaron para cumplir con los compromisos. Esto dio origen a una serie de orquestas nacionales que adoptaron el formato desarrollado por Pérez Prado: una estructura similar a las Big Bands de jazz, pero interpretando música tropical. Este tipo de formación predominó en la escena musical chilena hasta que, a comienzos de los años 60, la irrupción de los instrumentos electrónicos como la guitarra, el bajo y el teclado dio paso a agrupaciones más compactas, tanto en sonoridad como en número de integrantes.
Una de las orquestas nacidas bajo la influencia de Pérez Prado fue la Orquesta Huambaly, que aún permanece en el inconsciente colectivo de muchos chilenos.
Todas las grabaciones que componen estos cuatro CDs fueron realizadas durante la década de 1950 y principios de 1960 en los estudios Odeón de Santiago de Chile. En ellas se pueden apreciar los notables arreglos e interpretaciones de estos músicos nacionales. Los temas vienen ordenados alfabéticamente, y entre ellos destacan tanto el repertorio tropical como los arreglos con tintes jazzísticos, entregados con una sonoridad sorprendente. Según indica el folleto incluido, se trata de tomas en directo, sin procesos de postproducción o retoques de sonido. Los distintos planos sonoros se lograban exclusivamente por la ubicación de los músicos y micrófonos dentro del estudio, lo que evidencia la calidad de los músicos, del sonidista y del director artístico involucrados.
Otro aspecto importante a considerar respecto al auge de estas orquestas en Chile en las décadas de 1950 y 1960 es el contexto del mercado musical nacional. En esos años, la producción discográfica chilena era casi completamente local. Era difícil acceder a discos importados, y cuando se publicaban artistas extranjeros, sus discos eran fabricados en el país. Además, Chile está geográficamente alejado de los centros donde se desarrollaba la música tropical —especialmente Cuba y México— y del movimiento de fusión entre jazz y música afro que dio origen a discos fundamentales como "Afro" de Dizzy Gillespie.
En este escenario, el surgimiento de orquestas nacionales vino a cubrir la escasez de repertorio centroamericano original que se publicaba localmente, así como la escasa presencia de músicos extranjeros de este tipo en el país. Por ello, las bandas chilenas jugaron un rol clave en la difusión de este tipo de música a lo largo del territorio nacional. Sin embargo, su éxito fue prácticamente exclusivo de Chile. La repercusión en otros países de Latinoamérica fue mínima, ya que era difícil competir con músicos que llevaban este repertorio en la sangre, con una conexión directa a las raíces culturales de la música tropical.
Sé que la Huambaly realizó una gira a Perú, pero en una entrevista, el baterista del grupo, Lucho Córdova, comentaba que en ese país no les fue bien: sentían que no tenían mucho que hacer frente a otras bandas que dominaban el mismo repertorio con mayor naturalidad. Fue ahí cuando comprendieron que les hacía falta un percusionista adicional, el cual trajeron directamente desde Perú. Posteriormente, la orquesta dio un salto al realizar algunas giras a Europa, donde, debido a la distancia geográfica y cultural, quizás no se tenía la capacidad de discernir qué tan auténtico era el repertorio que interpretaba la agrupación chilena.
Aun así, la sonoridad de la Huambaly sigue cautivando a quien se detiene a escuchar estas grabaciones.
Cabe destacar que este boxset está descontinuado desde hace años, y ni siquiera es posible encontrar estos registros en plataformas como Spotify.
CD 1
0:00:001. A rivederci Roma (Edit) (Garini – Ranucchi – Giovannini)
Haciendo búsquedas en el computador, encontré archivos que tengo guardados hace tiempo y que nunca he publicado. Hubo una época en que me dio por grabar transmisiones radiales. Tenía —y todavía tengo— un equipo Philips que permitía grabar en USB lo que estuviera sonando: radio, cassette o CD. Con ese equipo grabé esta transmisión de Radio Uno, cuando la emisora recién comenzaba: su inicio fue en abril de 2008 y esta grabación es de junio de ese mismo año.
Radio Uno fue un proyecto de radioemisora que transmitía música chilena las 24 horas del día, todo el año. Durante varios años contó con el apoyo de los Fondos para la Música Chilena, pero el proyecto terminó el año en que no se adjudicaron esos fondos. Así, llegó a su fin en febrero de 2016.
En junio de 2008, Los Bunkers estaban a punto de lanzar su nuevo disco, Barrio Estación, editado por Universal Music, el primero que publicaron bajo ese sello. Recuerdo que ese disco estuvo varios meses inubicable en Chile. ¿La razón? Según los comentarios que se escuchaban por entonces, el principal distribuidor de música física en esa época, La Feria del Disco, tenía problemas con Universal. Por lo mismo, el disco no estaba disponible en sus locales y comenzó a venderse en supermercados y quioscos como vía alternativa de distribución.
Según lo que se escucha en el audio, Los Bunkers estaban en una etapa de formar familia y a punto de radicarse en México para comenzar una nueva etapa en su carrera.
La calidad interpretativa en vivo es impresionante, realmente destacable. Algo que ya era evidente en las primeras etapas de la carrera del grupo.
El programa, además, aborda un tema que con el tiempo ha dejado de mencionarse: la impronta melancólica de la música chilena. Los acordes, las melodías, las letras propias de nuestra música poseen ese “pie forzado” que la caracteriza. Incluso los temas bailables chilenos más reconocidos suelen tener ese tinte melancólico en el trasfondo.
Hay un tema personal que siempre me ha rondado con los grupos de rock: un grupo no anglo difícilmente tendrá un impacto mundial comparable al de un grupo anglo, y raramente lo hará mejor, salvo que las temáticas, las pulsiones musicales e instrumentales tengan una relación con el lugar de origen y generen un vínculo con ese territorio. Los Bunkers cumplen con eso dentro del escenario que les corresponde.
A escuchar
03:08 1. Canción para mañana
10:14 2. Corazon Maldito (Violeta Parra, basado en el Arreglo de Luis Advis)
13:42 3. Run Run se fue pal norte (Violeta Parra)
21:14 4. Deudas
25:37 5. Ven aquí
29:43 6. Publicidad
30:48 Segunda Parte
33:49 7. Muelen a palos
41:47 8. Fiesta
49:05 9. Nada nuevo bajo el sol
56:02 10. No me hables de sufrir
01:01:02 11. Dios no sabe perder
01:06:37 12. Ahora que no estás
Todas las canciones son de Francisco Durán y Mauricio Durán, excepto donde se indica.
Músicos Invitados: Carlos Fabre y Claudio Araya en quenas
Quelentaro representa un caso único dentro de la música popular chilena. Se trata de un par de hermanos, hijos de campesinos, que además de haber desarrollado una carrera profesional en Endesa, crearon un conjunto folklórico que con el tiempo derivó en un dúo. A través de él, plasmaron en disco una poesía y un lenguaje que no tienen comparación en el medio chileno. Las imágenes que evocan son novedosas, frescas, profundamente ligadas a la vida, la sangre y la tierra. Por eso, vale la pena acercarse a cada expresión suya que uno pueda encontrar.
Las dos grabaciones contenidas en este single no han sido reeditadas hasta la fecha. El primer tema es Patriando, una copla de mediana duración que ofrece bellas imágenes de cómo el pueblo chileno asume como propia la tarea de engrandecer la Patria, encarnada por entonces en la Unidad Popular y su presidente Salvador Allende. Este pueblo incluye a todos: a los hombres ya maduros, a los niños —o “raza chica”, como se les llama en la grabación—. Una hermosa copla.
En el lado B se encuentra una primera versión de Martínez Carpintero, parte de los temas que Quelentaro dedicó a los oficios. Esta versión tiene la particularidad de estar cantada por ambos hermanos. Más adelante, la canción sería regrabada para el disco Reverdeciendo, donde solo Gastón interpreta la voz principal.
Lado A:
1. Patriando (Gastón y Eduardo Guzmán) - copla
Lado B:
1. Martínez Carpintero (Gastón y Eduardo Guzmán) - canción
Este disco ya lo había compartido en otras ocasiones. Sin embargo, nunca lo había publicado en su formato original de cassette ni lo había abordado desde otras perspectivas. Y hoy lo observo, casi cuarenta años después de su publicación, como el disco conceptual de Los Prisioneros.
La vida da vueltas. Ahora que me acerco a los cincuenta decidí cursar un diplomado en la Escuela de Estética de una Universidad capitalina. Las lecturas de este año me han permitido mirar este disco desde otro ángulo.
Entre las corrientes de expresiones culturales que aparecieron en el siglo XX está la “Trash Culture” o "cultura basura". El término es poliédrico: incluye arte elaborado con desechos, obras que incorporan el error como parte del resultado y manifestaciones populares —libros, películas, programas de televisión, música— tachadas de “bajo perfil cultural” por su sensacionalismo o afán comercial. Lo kitsch, lo sobrecargado, también cabe allí. En esencia, se define de forma despectiva, en contraposición con la llamada “alta cultura”.
Pero este concepto se puede observar bajo otro prisma. "En la actualidad existe un modo de alienación de los trabajadores que ya no se centra en la explotación durante el tiempo de trabajo (tiempo que tiende a disminuir) sino que coloniza el ocio aparentemente liberado con una gran industria de la entretención, la llamada "pseudocultura" o "Cultura-basura"; según indica José Luis Pardo en una introducción al libro "La Sociedad del espectáculo" de Guy Debord.
Los catorce temas de este cassette rebosan referencias a esa cultura basura:
-el amor cotidiano («Cuando te vayas»),
-lo kitsch omnipresente en la producción sonora,
-la ambición por el dinero («Usted y su ambición»),
-la guerra («Jugar a la guerra»),
- la familia y la amistad («Que no destrocen tu vida», «Algo tan moderno», «El vals»),
- la vida aspiracional de los barrios acomodados a lo empujaba la dictadura, incluso a los sectores mas pobres de la sociedad («Lo estamos pasando muy bien»). Sobre este tema podremos citar a Umberto Eco "A poco que reflexionemos, deberá parecernos monstruosa la situación de una sociedad cuyas clases populares obtienen sus oportunidades de evasión, de identificación y de proyecciones, a partir de la transmisión televisada (...) en la que se representan costumbres de la alta burguesía..."
- el orgullo —y a la vez desprecio— hacia nuestra identidad continental («Maldito sudaca»), con leves referencias al final con el tema "si vas para Chile" en los teclados.
- la adoración del cantante convertido en ídolo («Pa pa pa», «Mi ídolo»),
- la alienación laboral y el despertar final como un "Zaratustra" de la década de los 80's(«Otro Día», «Poder elegir»).
Bajo ese mismo espíritu, el disco incorpora fragmentos ajenos —Louis Armstrong, The Beatles, Los Picapiedras— como si fueran retazos de un collage sonoro.
Este trabajo además representa por un lado un mundo que vive los últimos años de la Guerra fría (ahí se encuentra la cita a la bomba atómica en "Pa pa pa"), y como en nuestra sociedad se empieza a encarnar el Postmodernismo, en donde "ya no hay narrativa dominante sobre la identidad, la tradición o la cultura".
Por eso regreso al cassette de 1987, el que comparto hoy. Después de años oyendo la reedición de 1995, redescubrir la cinta me devuelve al momento exacto en que escuché por primera vez «Que no destrocen tu vida» en la radio. No hubo anuncio: reconocí la voz de Los Prisioneros, pero el concepto chocaba con lo que asociábamos a la banda tras sus dos primeros álbumes. Luego al tiempo sonó en las radios «Maldito sudaca», que también en su video promocional se convirtió en una bofetada visual y sonora a la cultura basura, y posteriormente «Lo estamos pasando muy bien», habitual en Radio Umbral con aquel fade‑out y fade‑in que en 1995 quedaron reducidos a un corte brusco. En la cinta, en cambio, alcanzaban a oírse varios segundos de Claudio Narea parafraseando «La cultura de la basura» antes del caos final y el grito de Jorge González.
Creo que este es el primer —y quizá único— disco conceptual del rock‑pop chileno de los ochenta creado por músicos de origen popular que, como González en la Universidad de Chile, rozaron la academia y se vincularon con círculos artísticos contraculturales al final de la dictadura.
Hoy lo escucho con nuevos oídos y confirmo que, aunque los formatos cambien y se multipliquen, la voz crítica de estos catorce temas sigue intacta: valorar el diario vivir, las expresiones culturales propias del pueblo y la masividad, con un llamado a despertar de la alienación en la vida cotidiana y a reconocer que solo hay una vida, una única oportunidad.
Nuevos ojos para los sonidos de siempre.
Lado A:
1. Somos solo ruido (Claudio Narea- Miguel Tapia)
2. De la cultura de la basura
3. Que no destrocen tu vida
4. Usted y su ambición
5. Cuando te vayas
6. Jugar a la guerra
7. Algo tan moderno (Claudio Narea- Miguel Tapia)
Lado B:
1. Maldito sudaca
2. Lo estamos pasando muy bien (Claudio Narea- Miguel Tapia)
3. Él es mi ídolo
4. El vals (Claudio Narea- Miguel Tapia)
5. Otro día
6. Papapa
7. Poder elegir
Autor de todos los temas: Jorge González, excepto donde se indica
Estamos en el año 2013, último del primer gobierno de Sebastián Piñera. En el Teatro Caupolicán se realiza un concierto que reúne a dos de los más importantes exponentes de la Nueva Canción Chilena: Inti Illimani, dirigido por los hermanos Coulón, e Illapu.
La idea de realizar un evento de este tipo no era nueva. Ya en 2010, con motivo de los 45 años de Quilapayún, el grupo radicado en Francia y dirigido por Rodolfo Parada y Wang organizó, junto al Partido Comunista, un concierto que reunió en escena a Quilapayún, Inti Illimani e Illapu, hacia fines de 2011.
Desde el punto de vista estilístico, el concierto está muy bien logrado. Hay una coherencia notable en la propuesta artística, en los sonidos y en el repertorio, lo que hace que las tres horas de audición transcurran de forma natural. Nada suena forzado ni artificial.
Otro aspecto a destacar es la calidad artística, musical e interpretativa de cada uno de los grupos. Suenan afinados, potentes, virtuosos y seguros, al punto de que resulta difícil encontrar errores en lo que escuchamos.
En cuanto al contenido, el audio refleja claramente las preocupaciones sociales que marcaban a la sociedad chilena durante la década de 2010: críticas a los gobiernos de derecha y al modelo neoliberal, una valoración de la autenticidad cultural y de los pueblos originarios, y una fuerte demanda por cambiar la constitución heredada de la dictadura.
A casi 13 años de aquel concierto, y después de que esas temáticas estallaran con fuerza en el estallido social de fines de 2019, se percibe hoy un menor interés por realizar cambios profundos en la sociedad chilena.
Respecto a Illapu, se puede notar que estaban atravesando un periodo de recambio en su formación. Raúl Acevedo estaba dejando el grupo, mientras que Juan Carlos Márquez se integraba, aunque su permanencia no se prolongaría por mucho tiempo.
Los dejo con esta excelente presentación.
Listado de temas:
1. La Fiesta De La Tirana (Del Folklore. Arreglo: Inti Illimani) Inti Illimani + Illapu
2. Primer Sueño De Amor (Roberto Márquez) Illapu + Inti Illimani
3. Malagueña (Popular mexicana) Inti Illimani
4. La Exiliada Del Sur (Texto: Violeta Parra. Música: Patricio Manns. Arreglo: Luis Advis) Inti Illimani
5. La Flor De La Chamiza (Manuel Meriño) Inti Illimani + Illapu
6. Pampa Lirima (Roberto Márquez) Illapu + Inti Illimani
7. Lejos Del Amor (Luis Alberto Valdivia, Roberto Márquez) Illapu
8. Tu Propia Primavera (Carlos Elgueta, Roberto Márquez) Illapu
9. Escribo Por Ejemplo (Nelly Lemus, Roberto Márquez) Illapu
- Es una compilación de registros de diversos artistas que se presentaron en el Festival de la Canción Política en la década de 1970; festival que se realizaba en la por aquel entonces República Democrática Alemana (RDA).
¿Por qué aparece este CD en este blog?
Porque en el CD aparecen un par de registros de músicos chilenos. Uno de Quilapayún y otro de Inti Illimani. Aunque el registro que se comparte del Quilapayún no corresponde a alguna grabación realizada en ese festival, sino que fue extraído de una presentación realizada por el grupo en la otra Alemania, la por aquella época conocida como República Federal Alemana, de un concierto en homenaje a Víctor Jara en 1974 y que anteriormente ya he publicado en este blog (ver aquí: https://discotecanacionalchile.blogspot.com/2018/03/konzert-fur-chile-89005-plane-1974-1998.html)
Para saber de que se trataba este festival, los dejo con la traducción de una parte del folleto interno de este CD:
El Festival de la Canción Política se celebró anualmente en Berlín desde 1970 hasta 1990. Fue uno de los eventos musicales más grandes de la RDA y una 'institución internacional' (Mikis Theodorakis, 1983) de los cantautores, la música folk y la música mundial. Cada año, entre 50 y 80 artistas/grupos de aproximadamente 30 países se presentaban en entre 50 y 60 eventos ante decenas de miles de espectadores. El festival era un encuentro político, un taller y una fiesta popular, y se caracterizaba por una atmósfera muy comunicativa y solidaria. El espectro artístico abarcaba desde presentaciones en las que la música solo era un medio para transmitir mensajes políticos, hasta arte político de altísimo nivel profesional, desde los estilos tradicionales de la canción política hasta lo experimental y obras más grandes.
Para la RDA (público, artistas y organizadores), el festival fue una ventana al mundo. El interés y el entusiasmo no eran 'impuestos desde arriba', sino genuinos y, hasta finales de los 80, muy grandes, lo cual también se debía a que no existía nada comparable en la vida musical de la RDA durante mucho tiempo.
El festival surgió de los conciertos de aniversario del Oktoberklub. Inicialmente, la dirección del distrito de la FDJ de Berlín fue la principal organizadora, y a partir de 1975 lo hizo el Comité Central de la FDJ. En 1980, se formó una oficina a tiempo completo del 'Festival de la Canción Política'. Sin embargo, la organización del festival fue en gran parte voluntaria. Así nació una estética que se diferenciaba del estilo habitual de las celebraciones de la FDJ. Pero el festival también era un evento de representación oficialmente apoyado con muchas ritualizaciones, intervenciones y prohibiciones. La apertura al mundo y la estrechez provincial, el compromiso y la instrumentalización, el fomento y la represión coexistían de cerca.
Con la caída de la RDA, el festival perdió su función anterior y la infraestructura cultural en la que se basaba. Se fundó una asociación de apoyo, que entre 1991 y 1994 organizó el Festival 'Entre el Mundo' como un 'nuevo Festival de la Canción Política'. En 1995, la asociación se disolvió debido a problemas conceptuales y financieros.
En este CD son contadas las expresiones musicales que están en español, las ya anteriormente nombradas intervenciones chilenas, a la que se suma un registro de Daniel Viglietti; siendo la mayoría de los artistas desconocidos para nuestros oídos; sin embargo la propuesta musical es amplia, desde música de autor, otra mas ligada al folclore, hasta música de vanguardia, o rock; todo unido a letras comprometidas políticamente, en un mundo dominado por la guerra fría y en un país dominado por el Partido Comunista.
Los dejo con el texto de Reinhold Andert que presenta este CD:
En este CD se encuentran canciones maravillosas, una más hermosa que la otra. Es una lástima que no esté incluida la canción de Degenhardt 'Joß Fritz', la canción sobre el astuto líder campesino. Él fue valiente y luchó por una buena causa. Sin embargo, no tuvo éxito, porque a pesar de su advertencia, lo correcto se hizo en el momento equivocado. '¡Lanza la pica, al ataque!' cantaban los campesinos, '¡Pongan el gallo rojo en el techo del monasterio!' Joß Fritz (Degenhardt), por su parte, advierte: '¡No dejen que los gallos rojos canten antes de tiempo!' Muy cierto, solo que un poco tarde, quinientos años tarde. Tal vez la revolución burguesa temprana hubiera podido tener éxito si en ese entonces ya hubiera existido esta canción, o tal vez no, porque Friedrich Engels escribió sobre la guerra campesina (Obras, vol. 127, p. 12, párrafo 7): 'El momento aún no estaba maduro.' También es cierto, el tiempo es como una pera, hay que esperar a que madure, y justo antes de que caiga, hay que recogerla. En octubre de 1917, el tiempo ya estaba maduro, no cabe duda, aún más maduro en los años setenta. Se escucha en las canciones: '¡Arriba, socialistas, a la lucha, fuera todos los cercos, venceremos, o preferiría usted una taza de té?
Pero, aun así, no funcionó de nuevo. ¿Acaso nuestras canciones eran incorrectas, nos faltaban algunas? ¿Y si se debía a algo completamente diferente? En 1972, un año antes de los Juegos Mundiales, el inolvidable Paul Dessau compuso una melodía para la FDJ. Jens Gerlach escribió una letra adecuada, es decir, terriblemente banal. Dessau dedicó esta canción al patrocinador de los juegos, el Secretario General y Presidente Erich Honecker, y le envió las partituras. Honecker, tamborilero de la banda de Schalmeien de Wiebelskirchen, no entendía de partituras: deseaba escuchar la canción. Como responsable del grupo de canciones del Comité Organizador, recibí el honorable encargo de grabar la canción en una cinta para él. Debido a un error técnico mío, hoy quisiera interpretarlo más como si fuera intencional, Honecker recibió una cinta vacía. No había nada, absolutamente nada, Honecker quedó decepcionado. Lo que me ocurrió a continuación personalmente, lo omito, después de todo, aún vivo. Pero la FDJ reaccionó con fuerza: '¡Una ofensa al Secretario General y al Partido, una vergüenza enorme para toda la organización juvenil, hay que remediar este desliz!' y literalmente: '¡Esta canción será cantada!' Fue el 'himno' de los Juegos Mundiales. Cien veces al día sonaba en la radio: 'La juventud mundial está de visita en Berlín...'. En el Consejo Central de la FDJ, se andaba durante semanas con el sudor en la frente, un papel en la mano, murmurando una y otra vez las estrofas, preguntándose entre ellos durante el almuerzo: '¿Cómo se dice aquí?' Aprender esta canción fue un trabajo duro. Los lugares comunes de la letra se fijaban con dificultad, y como faltaba una lógica interna, se confundían constantemente las estrofas. Sobre la melodía, ya los musicólogos decían en ese entonces que Dessau quería burlarse de la FDJ. Todos los coros y clubes de canto de la RDA tuvieron que aprenderla, nadie podía participar en los Juegos si faltaba en su repertorio. Las caras ofendidas al cantar esta obra en el escenario y en la sala aún las recuerdo claramente.
Por supuesto, también había otras canciones, conmovedoras, divertidas, inteligentes y combativas. Según lo investigaron los sociólogos, fueron cantadas por primera vez, de manera voluntaria y entusiasta, por la juventud en una reunión política. Eran cánticos religiosos, nos reforzaban en nuestra creencia en un mundo mejor. Y como se escuchaban en muchos idiomas, nos sentíamos fuertes y seguros de la victoria.
Pero pocos días después de agosto de 1973, cuando aún cientos de miles gritaban entusiastas en la Plaza Marx-Engels "El pueblo unido", ardió la Moneda. Un polaco se convirtió en Papa y las estrellas deberían ser equipadas con cohetes. La rueda de la historia... etc.
Seguro llegará el día en que uno de nuestros tataranietos, una persona amable, nos pedirá disculpas con la excusa de que el tiempo aún no estaba maduro. Y otro sabiondo escribirá una canción sobre nosotros: '¡No dejen que las banderas rojas ondeen antes de tiempo!' Estará en un CD con canciones maravillosas, una más hermosa que la otra."
00:00:00 01. Quilapayún (Chile): Plegaria a un labrador (Victor Jara) (1971) (Registro Extraído del Concierto Homenaje a Víctor Jara realizado el 31.05.1974 en Essen, República Federal Alemana)
Seis meses después de la victoria electoral de la Unidad Popular, los cinco chilenos llegaron por primera vez a Berlín en febrero de 1971 y fueron recibidos con un entusiasmo enorme. La canción de Victor Jara "Plegaria a un labrador" fue uno de los cantos conmovedores que hicieron que la Nueva Canción Chilena - y la Canción Latinoamericana - se convirtieran en un término conocido en la RDA y más allá: 'Levántate y mírate las manos, ... estréchala a tu hermano, ... hoy es el tiempo que puede ser mañana.'
"No hay amor sin justicia, no hay justicia sin lucha, no hay lucha sin un frente solidario." Con la canción "¿En qué filas estás?" los finlandeses lograron, en 1971 y en los años siguientes, dejar su huella en el festival. También musicalmente, se destacaron una y otra vez del resto de los participantes. Canciones como esta, "Spartakus" y "Kalliolle" pronto pasaron a formar parte del repertorio estándar de muchos grupos en la RDA.
Dieter Süverkrüp, compositor y diseñador gráfico, cofundador de la nueva canción política en la RFA, se presentó en varias ocasiones en el festival de Berlín entre 1972 y 1985. Su método de crítica satírica de la actualidad, su trabajo cabaretero, los juegos de palabras, adquirieron aquí un impacto adicional, ya que se destacaban agradablemente del lenguaje rígido de los medios políticos en la RDA. En su canción 'Cambio de poder' (Machtwechsel), Süverkrüp hacía referencia a la toma de posesión del gobierno de coalición SPD-FDP en octubre de 1969.
00:11:14 04. Oktoberklub (República Democrática Alemana): Lied vom Vaterland (Rainer Böhm / Reinhold Andert) (1972)
El Oktoberklub, grupo amateur de agitprop (termino que viene del ruso “агитация и пропаганда” y que se traduce como “agitación y propaganda”) de la FDJ y pionero del movimiento de la canción, fue el iniciador del Festival de la Canción Política. Al principio, las mismas personas eran tanto artistas como organizadores en una sola persona, pero más tarde se dividió el trabajo y se profesionalizó en parte. El OK se presentó en cada festival, presentó sus nuevas canciones y, a veces, todo un programa, como por ejemplo, en 1972, la cantata 'Manne Klein', cuyo final era el 'Canto de la Patria'.
00:15:13 05. Marek Grechuta & ANAWA (Polonia): Wichtig sind Tage, die unbekannt sind (Jan Kanty Pawlu skiewicz / Marek Grechuta - dt. Kurt Demmler) (1972)
Marek Grechuta & ANAWA participaron en el festival en 1972. Su primera actuación causó una fuerte irritación entre los participantes y el público; el festival tuvo su primer escándalo. Sin embargo, en su actuación al día siguiente ya fueron aclamados. El cantautor Kurt Demmler escribió inmediatamente versiones en alemán de los textos originales polacos para el grupo. La grabación presentada es una producción de estudio de 1972.
Kaláka designa en húngaro una costumbre rural: se reúnen para ayudar en la cosecha. El grupo compuso y tocó juntos desde 1969 y participó varias veces en el festival, siendo su primera vez en 1972. De este año proviene también la grabación presentada. En su música, el grupo cultivaba deliberadamente el tono popular húngaro, sin caer en un folklorismo empalagoso. Principalmente, musicalizaron los textos de sus poetas nacionales Attila József y Miklós Radnóti, en este caso de Károly Bary. En la canción, un gitano de 18 años insta a sus hermanos a actuar con autoconfianza y responsabilidad.
00:22:10 07. Dr. Bhupen Hazarika (India): Lang lebe Bangladesh (Bhupen Hazarika) (1972)
Aunque no hubo ninguna campaña oficial en la RDA sobre la lucha por la libertad del pueblo en el antiguo Pakistán Oriental, esta 'melodía pegajosa' se difundió rápidamente en el país en 1972. 'Te saludamos, Bangladesh, saludamos al estado sin cadenas, esta victoria pone fin a tanto sufrimiento de tu historia...' se dice en la versión alemana. Al año siguiente, cuando el Dr. Bhupen Hazarika volvió a Berlín, la mayoría de las esperanzas ya se habían desvanecido.
Cuando los 'Intis' vinieron por primera vez a Berlín para los Festivales Mundiales de 1973, la coalición de izquierda elegida, Unidad Popular en Chile, no tenía ni un mes más antes de ser derrocada. Su himno 'Venceremos' había acompañado las campañas electorales del socialista Salvador Allende y, con las palabras 'mil cadenas habrá que romper, la miseria sabremos vencer', despertó las esperanzas de muchos pequeños en el país. Sin embargo, el anuncio: 'el futuro será socialista', fue ahogado en sangre y lágrimas en septiembre de 1973.
00:26:50 09. Fasia Jansen (República Federal Alemana): Sacco und Vanzetti (Ennio Morricone, Joan Baez - dt. Franz Josef Degenhardt) (1973)
Fasia Jansen, nacida en 1929 como hija de un cónsul liberiano y perseguida racialmente durante el régimen nazi, fue políticamente y artísticamente activa desde joven. A principios de la década de 1960, llegó a la composición de canciones a través del movimiento de marchas de Pascua. Se comprometió en contra de la política armamentista, el neonazismo y las leyes de estado de emergencia. En 1973, participó en el X Festival Mundial en Berlín y se presentó junto a otros artistas de la RFA en el programa colectivo 'Diversión en Rojo'. De este evento proviene la grabación presentada. Franz Josef Degenhardt, autor de la versión alemana de 'Sacco y Vanzetti', recita el texto introductorio.
00:30:32 10. Daniel Viglietti (Uruguay): A desalambrar (Daniel Viglietti) (1974)
¡Fuera todas las vallas, fuera todas las vallas!" es el estribillo de esta canción en una versión alemana. Daniel Viglietti plantea a sus oyentes la pregunta de si alguna vez han pensado que el país les pertenece a ellos y no a aquellos que ya tienen tanto de él, o si han considerado que sus manos les pertenecen y que son dueños de lo que crean. La respuesta no es tan evidente como podría parecer en nuestras latitudes, porque en América Latina, solo hacer una pregunta como esa ya requiere coraje, incluso hoy en día. Daniel Viglietti vino a Berlín por primera vez en 1974. En esa ocasión, también visitó a Wolf Biermann, quien estaba vetado para presentarse en su país (https://es.wikipedia.org/wiki/Wolf_Biermann).
00:32:37 11. Miriam Makeba (Sudáfrica): Africa (trad.) (1974)
Miriam Makeba, también conocida como 'Mama África', dejó su hogar en Sudáfrica en 1959, cuando comenzó a hacerse internacionalmente conocida, y se exilió para luchar contra el apartheid desde allí. Ella vino al festival en Berlín en 1974 y 1985. Nadie imaginaba en ese entonces que, en 1991, después del fin del apartheid, regresaría a su patria y casi llegaría a ser ministra de Cultura.
00:39:19 12. Sands Family (Irlanda): The Winds Are Singing Freedom (Tommy Makem) (1974)
Las presentaciones de la Sands Family de Irlanda en 1974 dieron inicio al surgimiento de la escena folk en la RDA. En su canción 'Los vientos cantan sobre la libertad', se trata de la dominación extranjera británica, contra la cual los irlandeses han estado luchando durante ochocientos años. Pero al final dice: 'Hay un tiempo para amar a tu hermano, hay un tiempo para acabar con el odio. Si siembras la semilla de la justicia, cosecharás los frutos de la paz.'
00:43:46 13. José Afonso (Portugal): Grândola, vila morena (José Afonso) (1975)
José Afonso vino a Berlín en 1975, un año después de que el 'Movimiento de las Fuerzas Armadas' pusiera fin a la larga noche del fascismo en Portugal. Por supuesto, cantó, acompañado solo por el ritmo de su marcha, su famosa canción 'Grândola, Vila Morena', la pequeña ciudad en el sur, 'en cada esquina un amigo, en cada rostro coincidencia', que, transmitida por radio, sirvió como señal para los militares para el comienzo de su acción.
Schicht fue el primer grupo en la RDA que utilizó de manera equitativa música y letra, logrando una conexión entre la canción política y el teatro. 'La Canción Optimista' proviene de la revista didáctica 'Made in GDR'. El objetivo del grupo siempre fue representar el socialismo de la RDA con sus contradicciones, sin caer en oposición política o artística. Schicht se desarrolló a partir de la tradición folclórica y de los clubes de cantantes de la RDA, convirtiéndose en una troupe profesional de teatro político
00:49:26 15. Reinhold Andert (República Democrática Alemana): Sängerkrieg (Reinhold Andert)
Reinhold Andert, cantautor con la marca distintiva que él mismo acuñó como 'DDR-concreto', miembro del Oktoberklub hasta 1973 y cofundador del Festival de la Canción Política, se presentó casi todos los años en el festival hasta 1980. Después de su exclusión de la SED, se hizo más silencioso alrededor de él. Pero incluso entonces, no quería cuestionar radicalmente la RDA. 'Siempre tuvimos la esperanza de que algún día lo lograríamos, poner el sistema sobre bases razonables'. De 1978 proviene su canción sobre la 'Guerra de los Cantantes'.
Jahrgang 49 surgió en 1973 como un conjunto profesional del Oktoberklub y existió hasta 1982. El grupo intentó una síntesis entre la tradición de la canción de Eisler y la estética del rock. A menudo estuvo de gira como 'embajador cultural' de la RDA en el extranjero y se presentó regularmente en el Festival de la Canción Política, como en 1978 con el programa 'Lo que el pueblo ama' y en 1979 con la 'Cantata de Vietnam'.
00:54:33 17. Lok Kreuzberg (Berlín Occidental): Leise Sohlen (Andi Brauer)
Lokomotive Kreuzberg fue un grupo de rock político de Berlín Occidental, que existió desde 1972 hasta 1977 (de él surgieron Spliff y la Nina Hagen Band) y siguió un concepto similar al de los 'Flöhe' de Colonia: sensibilización, crítica social a través de los medios del rock y del cabaret. El grupo tocaba con frecuencia en eventos sindicales, así como ante aprendices y estudiantes. En el Festival de la Canción Política, se presentó en 1975 y 1976 con las obras de teatro rock 'Gente, ratones y dinero' y 'Countdown'.
Dante di Nanni era obrero en un molino en Turín, se defendió de más de cien fascistas. La canción fue dedicada a Roberto Francesco, Gianno Zibecchi, Claudio Varalli y Alberto Brasili, quienes fueron asesinados por fascistas y la policía entre 1969 y 1978. Las presentaciones de Macchina Maccheronica durante el 9° Festival causaron sensación. Con ellos, formas musicales vanguardistas entraron en el programa del festival. Las posiciones estéticas y políticas culturales del grupo enriquecieron los debates de 'Música y Política'.
01:02:18 19. Floh de Cologne (República Federal Alemana): Ich kenne ein Land (Floh de Cologne)
Floh de Cologne, inicialmente un cabaret estudiantil, luego un grupo de rock político, existió desde 1966 hasta 1983. Los 'Flöhe' de Colonia ejercían una dura crítica al capitalismo utilizando los medios del rock, el cabaret, el espectáculo y el cine. Se comprometieron de manera muy activa entre 1973 y 1981 en el Festival de la Canción Política, participaron en talleres y discusiones de diversa índole y presentaron sus programas multimedia como 'Sinfonía del Buitre' (1974), 'Momias' (1975) o 'Prima Libertad' (1979), de cuyo programa proviene el tema 'Conozco un país'
01:05:36 20. bots-(Países Bajos): Der lange Weg (Hans Sanders)
El grupo holandés bots (en alemán: Golpe, Impacto) participó varias veces en el festival a partir de 1976. Con sus canciones de rock directas y contundentes, se hicieron muy populares a principios de los años 80 también en la República Federal de Alemania. Diether Dehm, Wolf Biermann y otros escribieron letras en alemán para ellos. Algunas de las canciones del grupo se convirtieron en himnos del movimiento por la paz.
01:09:46 21. Karls Enkel (República Democrática Alemana): Meine Zeit (Hans-Eckhardt Wenzel)
Karls Enkel fue un grupo de teatro musical extraordinariamente productivo de Berlín, que existió desde 1976 hasta 1985. El grupo quería desarrollar un concepto artístico independiente y no dejarse instrumentalizar políticamente como muchos otros clubes de cantantes, pero también se presentó en eventos de la FDJ, como el Festival de la Canción Política. Desde 1979 hasta 1985 (excepto en 1983), presentó un nuevo programa cada año en el festival. El segundo programa del grupo se llamó 'Prioridad'. De allí proviene la canción 'Mi tiempo'. Esta canción se refiere al cuadro 'Pareja joven' de Jens Heller, que causó revuelo en la exposición de arte de Dresde. La grabación presentada es una de las pocas producciones de estudio del grupo.