martes, 18 de diciembre de 2012

Quilapayún: La Revolution et les Étoiles. 2C 070-72.562. Pathé Marconi. 1982. Francia








Los dejo con el escaneo del arte de la edición en CD realizada en Corea el año 1997






Si quiere vaya hasta el final dele play al disco, y mientras lo escucha se adentra en la historia que le vamos a contar:

Este disco editado el año 1982 en Francia, inédito en Chile, es uno de los discos fundamentales del conjunto Quilapayún debido a la gran cantidad de inflexiones que se condensan en este trabajo y que marca la vida de los últimos años de exilio de esta agrupación. Desde el año 1979 el conjunto había ido mostrando un trabajo que cada vez se mantenía menos por las actividades de la Solidaridad con Chile y que por lo tanto debía hacer frente con un concepto mucho mas desarrollado a una demanda de un público francés y europeo en un ambiente cultural donde las propuestas artísticas son innumerables; por otra parte el año 1979 se había concretado el encuentro con Roberto Matta, pintor surrealista chileno y uno de los motores fundamentales para descubrir el concepto de La revolución Y Las Estrellas. Además desde fines de los 70 se había desarrollado una separación profunda con el Partido Comunista en el exilio, tanto por las condiciones que los músicos chilenos veían que existían en los países comunistas, que se alejaban profundamente de las esferas democráticas y de libre creación, y no eran mas que dictaduras pero desde el otro extremo; por las posturas extremas, incluidas la lucha armada, que estaba tomando el Partido como vías para acabar con la dictadura, y por las cada vez menos ventajosas relaciones que tenían los músicos chilenos con el sello DICAP y con todo el aparataje cultural del Partido Comunista en el exilio. Esto último se traduce en que este disco es el primero editado por el Conjunto Quilapayún fuera el alero del sello Dicap, y es el primero editado exclusivamente bajo la etiqueta de Pathe Marconi- Emi Francia.

No estamos acá para hacer un desarrollo detallado de estos conceptos, cuando todos están disponibles en internet a través del libro La revolución y Las estrellas de Eduardo Carrasco en donde pueden ver el detalle de cada etapa de la vida del conjunto, pero de todas formas les recomiendo leer la parte dedicada exclusivamente al concepto La revolución y las Estrellas.

Sin embargo para entender en resumen qué es el concepto de La Revolución y Las Estrellas, tomamos un fragmento de una entrevista realizada en 1996 a Eduardo Carrasco, en el cual  relata lo sgte:


"... cuando vino nuestra revisión política, a fines de los años setenta, empezó un proceso de distanciamiento y de crítica a la política, y descubrimos que en realidad estábamos equivocados, y que esa manera de pensar, estaba errada, porque ponía al arte en un lugar secundario, cuando en realidad lo que hacíamos nosotros, lo que pretendíamos hacer, era cambiar las cosas ¡ya!. Es decir, en el acto de cantar, tú cambias las cosas, en el crear, tú estas modificando el mundo. Salimos de ese complejo de pensar que el verdadero cambio era el social-económico, y de que el cultural era como una cosa sobrepuesta. Empezamos a pensar que el verdadero cambio para un artista es el arte, que era, en el fondo, una idea del surrealismo.
El surrealismo, lo que piensa es que la revolución es el arte. Arte revolucionario es un arte que revoluciona, no es un arte que está al servicio de un proceso posterior o exterior al arte, sino que es el proceso mismo de cambiar las cosas, haciendo arte, creando, y esto era lo mismo que pensaba Huidobro y el surrealismo. Esto significó que empezamos a valorar a Matta, a Huidobro, a toda una línea de artistas que eran también revolucionarios, pero lo eran en otro sentido. De ahí nació la idea de "La revolución y las estrellas".
Es decir, está directamente vinculado el revalorizar a Huidobro, con el descubrimiento del surrealismo y este proceso político de inversión."

También en esa entrevista Eduardo Carrasco asume que este concepto había sido desarrollado desde una idea personal, mas que grupal : "En discos como “La revolución y las estrellas” sucedió algo de eso, ya que eran ideas que no eran completamente convincentes para todo el grupo, siendo ideas bastante personales, por lo cual sentía que no cuajaban dentro del conjunto."

Si bien existía el concepto de cambio conceptual dentro del conjunto, este se fue plasmando primeramente en los versos y el discurso, y posteriormente a través de los años en el aspecto musical. El primer paso del cambio del discurso musical se empieza a reflejar en este disco con la incorporación de Patricio Wang a la agrupación. Patricio Wang a esa época era un músico que había formado parte de la primera generación de Barroco Andino, posteriormente había seguido sus estudios en Holanda en donde formó a fines de los 70 la agrupación Amankay que editó un LP, y en el cual se había incorporado un  arreglo de Patricio Wang sobre la canción El Gavilán de Violeta Parra, la inclusión de ese arreglo en el nuevo disco de Quilapayún, que con el tiempo pasaría a ser La Revolución y las Estrellas, fueron los primeros pasos de acercamiento con el Quilapayún. Para reflejar esta época dejamos una pequeña entrevista publicada por la revista La Bicicleta a Patricio Wang por esos años




Una de las obras fundamentales que se incorporan en este disco es "Un Canto Para Bolivar" con textos de Pablo Neruda y música de Juan Orrego Salas, quien hizo la obra por encargo, según Orrego Salas en su libro Testimonios y Fantasías de 2012: "Al conversar sobre estos juglares de la "Nueva Canción Chilena" me revive el año 1980, cuando les escribí "Un Canto para Bolivar" sobre el poema de Neruda, para voces e instrumentos populares, mucho de los cuales solo conocía por su presencia en las páginas de la etnomusicología indoamericana y alguna grabación. Desde París, donde residían en el exilio de la dictadura en Chile, uno de ellos, Eduardo Carrasco, en amables y muy precisos mensajes postales, me abrió el camino en el pentagrama y la ilustración en casettes hacia las quenas, antaras, cuatros, tiples, charangos que ellos tocaban y me proveyó una información detallada de las técnicas de las guitarras que dominaban y el timbre de las voces"...
..."Yo encontré en el Bolívar de la Gran América mi lugar en la Nueva Canción  de estos juglares, mi motivación para escribirles esta obra que luego grabaron en Francia y que el vocero del conjunto, Eduardo Carrasco, en su libro La revolución y Las Estrellas, premió expresando que era una de las mas hermosas que hemos grabado...
Un tiempo después les escribí otra canción: "yo digo lo que no digo""

Esa última canción que nombra Juan Orrego Salas, permanece inédita.

Para ser mas precisos sobre el texto de Neruda, este fue escrito por el poeta chileno el año 1941 en México, y publicado en el libro Tercera residencia el año 1947, los poemas escritos por esa época podían formar parte de este u otros libros, entre ellos el Canto General, no quedando este texto dentro de este último, debido a los precisos versos en el cual se menciona la situación española por esa época. El texto completo del poema, del cual se ocupa un extracto en la obra, es el sgte:


Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.

De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.
Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?
Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.
Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?
Es roja la semilla de tu corazón vivo.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,
y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:
de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,
de la cárcel, del aire, de los muertos de España
llega esta mano roja que es hija de la tuya.

Capitán, combatiente, donde una boca
grita libertad, donde un oído escucha,
donde un soldado rojo rompe una frente parda,
donde un laurel de libres brota, donde una nueva
bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,
Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.
Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.
Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo,
clavado en otra cruz está el hijo del hombre.

Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo
a través de la noche de América con tu mirada mira.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas,
tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:
tu ejército defiende las banderas sagradas:
la Libertad sacude las campanas sangrientas,
y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.
La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.

Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo".
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Una vez publicado este disco, apareció un comentario de Patricio Manns en la revista Araucaria editada en el exilio, y republicado en esos años en Chile por la revista La Bicicleta, el texto dice los sgte:

Patricio Manns.

He aquí, pues, un nuevo Quilapayún, mirando esta vez hacia arriba (las estrellas naturalmente). Más sólido, más inconmovible que nunca de su sitial: una de las superpotencias musicales de Nuestra América melódica y martiana. ¡Qué forma de cantar con el cerebro, de seducir con las manos como un Marqués experto y plenipotenciario!. Pero ya lo sabíamos y lo que podemos hacer sin embagues es reconocer abiertamente la continuidad en su desarrollo hacia adelante y hacia adentro.

            Los Quilas han crecido también numéricamente. Ahora son ocho, con la incorporación de un músico muy completo, muy original y muy sorprendente, Patricio Wang (chileno a pesar de su apellido de ojos rasgados), a quien debemos el admirable arreglo de El Gavilán, una canción que, como lo dijimos en nuestro libro sobre Violeta Parra en 1976, alcanza la cumbre creadora de nuestra célebre madre coraje. Un tema injustamente desconocido. Quilapayún ha cometido el acierto de implantar la voz de Isabel Parra en el arreglo y el resultado es espeluznante de belleza, de fuerza, de destreza. Isabel, la chilena, y Pablo Milanés, el cubano, deben ser, cada uno en su sexo y en lo suyo, las dos voces más grandes de este tiempo en la canción dicha popular. Esta es mi opinión y la razón por la cual recomiendo este disco tan calurosamente.

            Después, hay otro detalle que salta a la estadística: el Quila comienza a autoabastecerse cada día más en materia de repertorio. Hugo Lagos firma dos de los títulos sobre textos de Eduardo Carrasco, que totaliza tres en el presente disco, aparte de tres líneas melódicas. Asimismo Rodolfo Parada, que ha escrito una canción sobre texto de Alberti. Y una nueva experiencia de colaboración, experiencia que Quilapayún inauguró en Chile hace ya muchos años, esta vez con Juan Orrego Salas, que trabajando sobre un texto de Neruda da forma a una pequeña y sobria cantata magistralmente cantada. El problema, quizás, estriba en que este género de obras, relativamente distanciadas de las normas de la canción popular, queda como una suerte  de oasis dentro del disco: se bebe allí un agua distinta, se calza una sombra diferente. Pero esto no es malo, muy por el contrario: deslumbra como un espejismo y sólo serán necesarias varias audiciones atentas para establecer en definitiva una silueta al centro de la resolana cegadora para el oído, inesperada para la costumbre.

            Esto de crear las propias canciones es para un grupo tarea primordial. Cuando el abastecimiento depende de una fuente exterior, ciertos conjuntos se paralizan e incluso se disuelven si la fuente se calla o se aleja. Pero crea también algunos riesgos. No es fácil escribir el texto de una canción. Se puede concebir un poema libremente, largo o corto, denso o simple, pero una canción, como el ser humano de Chesterton que “se compone de un hombre y una mujer”, se compone de texto y música. Eso por una parte. Por otra, hay que vigilar la sustancia del texto más que la sonoridad de las palabras. Ejemplo, en este disco quilapayunesco: Retrato de Sandino con sombrero. Otra, que el título viene de lejos (Retrato de dama con grupo, nuevo cine), o directamente de la canción Óleo de mujer con sombrero, Silvio Rodríguez. Hay falencias poéticas inadmisible y carencias históricas de primera ignorancia sobre el verdadero carácter de Sandino. Las falencias poéticas evidentes, por ejemplo son: “...rayo de luz sobre el trigal”, o todavía “...como una estrella sobre el mar”. Piénsese que se describe así al inspirador de la revolución nicaragüense. En otra, hay falsas reminiscencias nerudianas, particularmente en la “educación” de Sandino, calcada sobre la Educación del Cacique, de El Canto General.

            Jamás Sandino, aunque “cuenten”, se educó en la intemperie, ni copió su andar a las bestias del mundo. La analogía con el poema nerudiano va más lejos: “así fue que ejercitó la mirada, / la calma, la ligereza, / la agilidad del jaguar”. No basta sustituir jaguar por puma para dar origen a una obra personal.

            Pero esto es pequeño y fácilmente ignorable si se toma en cuenta la consistencia general de la entrega. Hay que reconocer, después de todo, que la Nueva Canción Chilena no conoce la anemia. Júzguese por los últimos discos publicados: Palimpsesto, de Inti-Illimani; un nuevo volumen de Angel Parra; Con la razón y la fuerza, mi aporte personal 1982, con la fraternal complicidad de Inti-Illiimani; y ahora, esta Revolución y las estrellas, de Quilapayún. Se enferma el cuerpo de espera y desespera, pero se goza de una envidiable caudal de salud creadora.

1.Texto rescatado de un número de la Revista "La Bicicleta" de Santiago de Chile. En aquella revista el texto fue presentado de la siguiente manera: “FLORES Y PALOS PARA LOS QUILAS. Sobre La revolución y las estrellas, disco de Quilapayún; publicado en la revista de Literatura chilena: creación y crítica, XXII, otoño de 1982. Por Patricio Manns”
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Posteriormente el año 1997, Patricio Manns dijo "Ellos (los Quilapayún)  iban siempre a la izquierda, pero como el mundo es redondo, cuando sacaron La Revolución y Las Estrellas, aparecieron a la derecha."

La formación de este disco es la sgte: Eduardo Carrasco (Director), Carlos Quezada, Willy Oddó, Hernán Gómez, Rodolfo Parada, Hugo Lagos, Guillermo García, Ricardo Venegas, Patricio Wang

Los dejamos con este disco

Lado A:
1.Luz negra (Eduardo Carrasco)- Arreglo: Eduardo Carrasco
2.Retrato de Sandino con sombrero (Desiderio Arenas - Eduardo Carrasco)- Arreglo: Patricio Wang
3.Trompe (Hugo Lagos)- Arreglo: Eduardo Carrasco
4.Eclipse de sol (Eduardo Carrasco - Hugo Lagos)- Arreglo: Quilapayún
5.Las estrellas (Eduardo Carrasco - Hugo Lagos)- Arreglo: Eduardo Carrasco

Lado B:
1.El gavilán (Violeta Parra)- Arreglo de Patricio Wang- Participación de Isabel Parra
2.Dispajarate (Eduardo Carrasco)- Arreglo: Eduardo Carrasco
3.La primavera (Rafael Alberti - Rodolfo Parada)- Arreglo: Eduardo Carrasco
4.Un canto para Bolívar (cantata popular Opus 78) (Pablo Neruda - Juan Orrego Salas)

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