Quilapayún: 60 años de historia, arte y rupturas
Quilapayún cumple hoy 60 años de existencia, y alcanzó su máxima madurez creativa y propositiva entre los 20 y 25 años de vida. Posteriormente, su aporte a la música popular chilena se ha ido reduciendo drásticamente con el paso de los años.
La importancia del conjunto se basa principalmente en su trabajo entre 1965 y 1970, etapa en la que produjeron discos fundamentales para la historia de la música popular chilena. A ello se suma la creación de himnos de lucha durante el período de la Unidad Popular, que se difundieron ampliamente en todo el mundo. También destacan sus esfuerzos por desarrollar una obra propia durante el exilio —aunque con escasa repercusión— y la exploración de una vanguardia artística y musical en los años ochenta, cuyo impulso, siendo generosos, se mantuvo hasta fines de los noventa. Desde entonces, el grupo entró en un período de declive.
O, mejor dicho, tras el quiebre y la separación en dos formaciones —una en Francia y otra en Chile—, surgieron nuevas propuestas que no lograron aportar de manera significativa al desarrollo de la música popular chilena, en contraste con el impacto que había tenido el grupo en décadas anteriores.
El tránsito hacia una nueva estética
En 1984, Quilapayún continuaba en una senda de búsqueda artística. Ya en 1982 habían editado La revolución y las estrellas, un disco que proponía una mirada donde el arte y la poesía prevalecían sobre la contingencia política. Faltaba, sin embargo, consolidar ese cambio discursivo con una renovación musical más profunda. Es en este contexto donde surge el disco Tralalí Tralalá, que encarna esa nueva dimensión estética y sonora que el grupo buscaba reflejar tanto en sus discos como en sus presentaciones en vivo.
Durante los primeros años de los ochenta, la situación del conjunto en el exilio no era la más favorable. Aunque Quilapayún era un grupo reconocido en Francia, no había alcanzado el nivel de éxito masivo que sí logró Inti-Illimani en Italia. Con el paso del tiempo y el descenso del fervor internacional por la causa del retorno a la democracia en Chile, el grupo se vio obligado a replantear su discurso para mantener vigencia en un entorno cultural con intereses más globales y menos coyunturales.
Este giro comenzó con Umbral (1979), y se consolidó con la ruptura del conjunto con el Partido Comunista en 1980. Esta decisión les dio mayor libertad creativa, pero también implicó perder el respaldo organizacional que el partido ofrecía para la difusión de su música. En 1982, Quilapayún editó por primera vez un disco bajo el sello Pathé Marconi, dejando atrás el alero de DICAP en el exilio. En 1983 lanzaron una antología dedicada a Pablo Neruda y regresaron a Latinoamérica para ofrecer una serie de recitales, especialmente en México y Argentina, este último publicado más tarde en dos LPs.
El proyecto Tralalí Tralalá y su estreno en el Olimpia
Quilapayún quiso que esta nueva etapa artística se reflejara también en una propuesta escénica innovadora. Para el estreno de Tralalí Tralalá en Francia, el grupo realizó una serie de conciertos en el mítico teatro Olimpia, bajo la dirección escénica de Daniel Mesguich. Este trabajo potenció las capacidades escénicas individuales de los integrantes, dando lugar a una performance coherente, continua y profunda en su planteamiento.
Como alguna vez expresó Eduardo Carrasco, director del grupo por ese entonces, se buscaba retomar y profundizar el trabajo escénico desarrollado junto a Víctor Jara, quien había influido decisivamente en los primeros años del conjunto gracias a su experiencia en dirección teatral. En palabras del propio Carrasco: “El Quilapayún es un conjunto de teatros”; es en ese tipo de escenarios donde puede desplegar todo su potencial artístico.
Con un discurso renovado, una propuesta musical arriesgada y una puesta en escena de vanguardia, Tralalí Tralalá marcó el inicio de una etapa distinta para Quilapayún. Los conciertos en el Olimpia de París comenzaron el 12 de junio de 1984, y hoy comparto un fragmento de ese momento.
Este disco representa también una búsqueda de nuevas sonoridades y una ruptura con la línea estética del trabajo anterior. No todos los públicos, sin embargo, comprendieron este viraje. Por ejemplo, el público argentino que recibió con entusiasmo al grupo en 1983, se mostró desconcertado cuando un año después Quilapayún presentó una cantata sobre Galileo de diez minutos, acompañada de puestas en escena teatrales y sketches que no tenían relación directa con su presentación anterior. Tal vez la propuesta resultó demasiado revolucionaria para el público latinoamericano, pues había sido concebida en función del medio europeo.
La polémica con el sindicato francés
Esta serie de conciertos no estuvo exenta de conflictos. En la misma semana del estreno de Tralalí Tralalá, el Sindicato Francés de Artistas e Intérpretes (SFA-CGT) convocó a una huelga general del sector artístico, el 13 de junio de 1984. A pesar del llamado, Quilapayún decidió presentarse igualmente en el Olimpia, lo que generó duras críticas de parte del sindicato, que emitió una carta abierta en su contra. A continuación, la nota publicada por la agencia AFP:
PARÍS, 22 de junio (AFP) – El Sindicato Francés de Artistas-Intérpretes (SFA-CGT) criticó hoy en una carta abierta al grupo musical chileno Quilapayún, actualmente en gira por París, por haberse negado a participar en una huelga general celebrada el 13 de junio por el sector artístico en Francia.
Aunque reconoce que los chilenos tenían pleno derecho legal a no sumarse al movimiento, la SFA declara: “Lo que nos resulta imposible aceptar, la impostura que debemos denunciar, es que ustedes sigan haciéndose pasar por militantes”.
El sindicato recuerda que los integrantes de Quilapayún, exiliados en Francia, trabajan en el país desde hace diez años gracias a permisos gestionados por la SFA, lo que les ha permitido gozar de todos los derechos sociales que justamente se buscaba defender con la huelga.
Finalmente, la SFA les exige: “Dejen de enarbolar su estatuto de refugiados políticos para pedir la ayuda de comités de empresas, sindicatos, partidos y asociaciones de izquierda... Tengan un poco de pudor”.
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Este registro previamente había sido compartido por mi
hermano en youtube pero en aquella oportunidad no conocíamos el orden original,
y en ese archivo no venía el Oficio de Tinieblas, que viene al final de este
audio.
A escuchar
1. Dos Sonetos (Pablo Neruda- Eduardo Carrasco)
2. Sencillo (Eduardo Carrasco)
3. Luz Negra (Eduardo Carrasco)
4. Caminante sigue (Eduardo Carrasco - Guillermo García)
5. Canción del llamado (Eduardo Carrasco - Hugo Lagos)
6. Trompe (Hugo Lagos)
7. La Muralla (Nicolás Guillén - Quilapayún)
8. Rondó de Bach (J. S. Bach. Arreglo: Eduardo Carrasco)
9. Eleonor Rigby (Lennon y McCartney. Arreglo: Patricio Wang)
10. La vida Total (Patricio Manns - Eduardo Carrasco)
11. Canto Negro (Nicolás Guillén - Eduardo Carrasco)
12. Dispajarate (Eduardo Carrasco)
13. Es el colmo que no dejen entrar a la Chabela (Eduardo Carrasco - Patricio Wang)
14. Complainte de Pablo Neruda (Louis Aragon- Eduardo Carrasco)
15. Oficio de Tinieblas por Galileo Galilei (Desiderio Arenas - Patricio Wang)